sábado, 31 de mayo de 2014

Canal de la Jenduda


Hoy disfruto consultando en internet los videos y la literatura. Mi gratitud a cuantos publicáis.

La primera vez que subíamos por allí era el año 1964. Ni carretera, ni teleférico. Habíamos adecentado la casa que llaman El Naranco, en las proximidades de Fuente De.

Destacamos un primer grupo de exploradores que acometiera la empresa. Eran alumnos de Salesianos Santander. Alguna información nos dieron los lugareños. El grupo subió y bajó. Disfrutó del mirador ya entonces.

Y pregunto: ¿es posible?
Es muy difícil, me dicen.
¿Vosotros habéis podido?
Si.
Pues nosotros podremos.

Mi grupo subió al día siguiente. Desde entonces, ya no llevo cuenta de las veces que hemos hecho esa ruta de ida y vuelta o solo vuelta, dependiendo de nuestros acompañantes. También la hemos subido con nieve. Es una subida impresionantemente gozosa.

Al terminar la subida de la canal me gusta la fotografía, con mis manos abiertas, mirando al cielo, como queriendo decir: “desde lo profundo clamo a Ti, Señor”.

(la Jenduda en invierno)

domingo, 11 de mayo de 2014

En el collado de Mostrovilde


En el collado de Mostrovilde

Es como si realizaras una yincana en los Picos de Europa y te dijeran: busca una placa en la que ponga “Ya la naturaleza había dotado al collado Mostrovilde de suficiente grandeza paisajística. Pero desde ahora será para nosotros lugar sagrado solo porque algo de ti, estará siempre aquí"

Está a un tiro de piedra desde el Mirador de Llesva. Desde el Puerto San Glorio, una carretera de unos tres kilómetros te conduce hasta allí. El monumento al oso te invita a dirigir la mirada al espectáculo que se contempla desde aquella balconada de los Picos de Europa.
En el tiempo de la berrea algunos suben hasta este collado de Llesva para escuchar el concierto.  El camino que baja a tu izquierda te conducen hasta aquellas rocas negras que te invitan a acercarte.

Allí está la placa, entre las espectaculares rocas que delimitan ese collado de Mostrovilde… La primera vez yo la encontré sin buscarla; sin saber que estaba. La segunda,  me costó más.

¿Qué me dice?
 Siento que es verdad que algo de mí ha quedado allí. En mi fotografía, yo me reflejo. Contactas con otros a quienes no ves; pero presientes. Como esas fotografías que tú sacas: algo de ti estará siempre allí.

viernes, 2 de mayo de 2014

Sima de Tximua


Sima de Tximua.  Urbasa
Es para mí hoy recuerdo de aquellos días.  Después de subir el puerto de Lizarraga, recorrimos un camino cómodo, entre arbolado, fósiles de aquellos tiempos y, de más cercanos, huellas de romanos que se quedaron en la calzada que por allí pasa para ir de Estella a Bakaikoa.

A la derecha del camino, una posada donde gustamos los quesos allí fabricados. Más adelante, la sima de Tximua.

 Hoy solo bajo a ella por internet. Recuerdo y me asomo a mis fotos; hablo con aquellos compañeros. La bajada (casi 30 metros) la hicimos en rápel; la subida, mediante escalas que habíamos preparado. Quiere decir que ofrece dificultades a los no experimentados.

¿Qué gustáis bajando a las simas?, te preguntan
Siento que es como ver a Dios por dentro, les digo.

 Como meterte en tu interior, hacer silencio y escuchar la gota de agua; el espejo del lago que lo ves, que parece de cristal y no es; mil figuras de caprichos que el hombre no ha puesto en venta; criaturas que ni tocas por respeto.

Si allá arriba, allá afuera de la sima, el hombre respetara de este modo al hombre…
Y me preguntas: ¿Qué nos gusta bajando?

(Las estalactitas nos señalan la situación del lago interior)

jueves, 1 de mayo de 2014

En la cumbre del Bistruey

En la cumbre del Bistruey

Hay caminos que desde el pueblo de Bárago, cerca de Potes, suben a diversas cumbres, miradores de los cielos, de la tierra y del mar.

 Una de estas cumbres es el Bistruey con sus dos mil metros de altitud. No tienen dificultades ni la subida, ni la bajada. Es reconfortante ir viendo rebaños de ovejas y vacas.

Te encuentras en la cumbre y dedicas el primer tiempo a observar la naturaleza; el segundo a reflexionar y el tercero a descansar.

El momento más interesante es el tiempo de la reflexión. Está trabajando tu interior. Estás rumiando. Y lo aprovechas todo. Te enriqueces. Disfrutas. Yo, dejo de escribir y … pienso.